El P. Marcelino Iragui nos sumerge en este libro en las aguas divinas de esta Madre amorosa, escondida? La Madre oculta. ¿Su nombre? ?Ruah?: el Espíritu de Jesús, el Espíritu Santo. Necesitamos la gracia de tener un coraz&oacut...
Cada vez nos maravillamos más del poder del corazón, y cada vez nos interesamos más por el lenguaje del corazón, los sentimientos y emociones. Los místicos lo sabían desde siempre. Por eso siempre se han dirigido...
Mirando con amor y hasta con preocupación a este mundo en que vivimos hoy, tan maltratado por el egoísmo y consumismo, el cielo nos envía este mensaje de la Misericordia, como fuente de esperanza y tabla de salvación para la...
Los discípulos veían frecuentemente a Jesús en oración profunda y prolongada. Y notaban cómo de ahí salía el Maestro transfigurado, lleno de un poder sobrehumano para enseñar, sanar y liber...
Un pensamiento del hombre vale más que el mundo entero, decía san Juan de la Cruz, y añadía, por eso mismo solo Dios es digno de él. Pues esto es lo que nos recuerda, a lo que nos anima, y lo que...
El amanecer es un fenómeno natural y también una metáfora válida para expresar toda expectativa que propicie experiencias positivas de luz y vida para salir de la oscuridad de una noche interior. Esto acontece cuando se despier...
Pocos autores espirituales como el de esta obra y de muchas otras, corredor de miles de caminos de Oriente a Occidente, creador del movimiento intercesor \"Manos alzadas\", etc, para enseñarnos con experiencia y sencillez a jugar el verbo...
Jesús comienza su gran tarea de evangelización sanando las enfermedades de su tiempo. Con el progreso está más o menos controlada. Pero con el estrés de la vida moderna la enfermedad interior va haciendo estra-gos cada...
El salmista pregunta: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para que de él te preocupes? Y responde: Lo hiciste poco inferior a un dios (Sal. 8,5 ss.).
Este libro trata de explicarte que la noche espiritual consiste en salir del propio yo, para adentrarse en Dios. Del yo, no se sale simplemente saliendo; se sale muriendo. Y eso es siempre doloroso para el ser humano. En Dios no se entra simpl...