Donde todo brilla

“¿Y si lo único que necesitamos para ser felices es descubrir el brillo de las cosas intangibles?” Alice Kellen lo ha vuelto a hacer. Hacía mucho que un libro no me hacía llorar tanto… En ocasiones tenía que parar de leer porque mis propias lágrimas me impedían continuar. Y es que, si tuviese que elegir una palabra para describirlo, sería “emotivo”. El libro nos muestra la historia de Nicki y de River a lo largo de los años y, al estar narrada desde los dos POV, llegamos a conocerlos a ambos por igual. Me ha encantado el vínculo tan fuerte que comparten entre ellos y con sus familias. De hecho, los personajes secundarios le dan muchísimo más valor a la historia. Están todos muy bien construidos y llega un punto en el que los sientes como a una verdadera familia. Además, el pueblo costero en el que los protagonistas se criaron me parece un lugar precioso. Me han dado ganas de comer langosta y probar todas esas recetas que hacen con ella. Y la conexión con el mar que tienen muchos de los personajes a mí me ha ganado. Porque la entiendo, la comparto… La historia está llena de amor y de obstáculos. Hay muchos momentos alegres, de esos que te sacan una verdadera sonrisa, pero también hay otros muy duros. Y es que, en este libro, podemos encontrar muchos de los temas a los que una persona se puede enfrentar en el transcurso de la niñez a la vida adulta. La incertidumbre ante todo lo que está por venir. El miedo a no ser capaz de encontrar nuestro lugar en el mundo. Hay muchísimas reflexiones que dan para pensar.. al fin y al cabo, nos podría pasar a cualquiera. Por todo esto, podemos encontrarnos con una evolución muy grande de los personajes. Está claro que no somos la misma persona con 18 que con 28 años. Y esto Alice lo ha plasmado muy bien. Personalmente, creo que es un libro que merece la pena leer. No sólo por lo preciosa que es la historia en sí, sino porque te hace pensar. Muchísimo. Y sobre todo te hace darte cuenta de que, en ocasiones, el estrés del día a día nos impide recordar lo importante que es dejar salir a nuestro niño interior… dejar volar la imaginación, fijarnos en los pequeños detalles. Y es que, sólo así, seremos capaces de descubrir el brillo de las cosas intangibles.

Ha sido una historia bonita, en la línea de la autora, pero muy lenta y con relleno, por lo que no le puedo dar las 5 estrellas. Siento que el inicio fue bueno, pero el resto de la trama se me hizo eterna y el final muy poco desarrollado.